Capitulo 1 Presentación

Lo más difícil de todo fue enseñarle a dar media vuelta en el aire.

Pero ya dije que don Fito es un hombre lleno de paciencia.

—¡Hop, Venancio! —lo mandaba de vuelta al techo. Pero, antes de que Venancio pusiese una sola pata en las tejas, le gritaba de repente: —¡Acá, Venancio!

Entonces Venancio, que siempre fue un perro muy obediente, se daba media vuelta en el aire y volvía. Era una prueba dificilísima.

Al principio Venancio perdía el equilibrio y rodaba por la vereda como una maceta. Pero con el tiempo aprendió a aterrizar mucho mejor.

Don Fito estaba cada día más orgulloso de su perro.

—¡Ya estás por aprender a volar, Venancio! —le decía palmeándole la cabeza.

Y Venancio decía «arf, arf, arf» y movía la cola. Por fin un día lo mandó volando a la carnicería, que queda a dos cuadras.

—¡Hop a lo de Gorosito, Venancio! —le gritó (Gorosito es nuestro carnicero).

¡Y Venancio voló las dos cuadras! (Un poco porque era tan obediente y otro poco porque Gorosito siempre le regalaba algún hueso.)

Venancio volando frente a la carnicería