Diógenes no quiere ser ratón
¡Pobre Diógenes! Fue un error mirarse en el espejo luego de haber comido cinco páginas de un antiguo libro de animales…
Cuando vio su imagen reflejada, descubrió que ya no quería ser ratón. «No me gusta ser como soy, quiero ser otro. ¡Es tan difícil ser uno mismo!», pensó mientras desaprobaba sus orejas gigantescas, sus ojos saltones y sus dientes desparejos.
«¡Seré un jabalí!», exclamó de pronto Diógenes.
Y al instante, como por milagro, se transformó en un extraño jabalí.
Al principio, Diógenes se sintió muy feliz. Pero al minuto de haberse transformado en jabalí, comenzó a encontrarse un montón de defectos.
«Es tan difícil ser uno mismo —se lamentaba—. Más difícil todavía cuando se tienen una cola así, cortita y torneada, un hocico inmenso como este y dos colmillos grandotes de chancho salvaje.»
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