¿Dónde está mi tesoro?
Un día, el pirata Brutus se despertó de la siesta.
—Tengo ganas de jugar con mi tesoro —exclamó.
Tantas ganas tenía que se puso el sombrero al revés y saltó de la hamaca.
Fue derechito a buscar su tesoro, pero no lo encontró.
No estaba. Ni acá. Ni allá. Ni mucho menos en alguna parte.
Así que Brutus se preocupó sin parar hasta que llegó al puerto.
Subió a su barco pirata y navegó alrededor de la isla.
Por fin, se acercó a una orilla cualquiera y se bajó.
Justo allí, medio escondido en la arena, había un cofre chiquitito.